lunes, 11 de junio de 2012

El temblor del héroe - Álvaro Pombo

En pocas ocasiones desde que escribo este blog me he visto en la circunstancia de no recomendar a nadie un libro. Siempre acabo encontrando algún tipo de lector al que pienso que le puede gustar. Pero hay ocasiones en los que uno lee libros que no hay por dónde cogerlos, y esta es una de ellas. Y lo más sorprendente (o tal vez no tanto) es que es de un escritor consagrado y ha recibido un premio importante.
"El temblor del héroe" de Álvaro Pombo ha recibido el Premio Nadal 2012. Ese fue el primer motivo que me animó a leerlo. El segundo, su tamaño. Sus poco más de 200 páginas me invitaban a pensar que se trataba de un libro original, diferente, como suelen ser las novelas breves, de las que en alguna ocasión ya me he declarado un ferviente defensor. Pero nada más allá de la realidad.
La novela trata una situación sencilla. Tenemos un profesor de filosofía retirado, unos antiguos alumnos con los que aun mantiene relación (de hecho las únicas personas que parece que todavía quieren tener trato con él) y un joven periodista que le conoce y que entra en su vida junto con un compañero del pasado.
A partir de ahí, Pombo empieza a meter citas y razonamientos filosóficos en todos los encuentros y conversaciones que tienen los personajes, analizando hasta la saciedad todas las circunstancias y tratando de ver una profundizad artificial en situaciones, por otro lado, relativamente cotidianas. Si a esto le sumamos una serie de citas en latín y en inglés sin traducir (siento decir que conozco a pocas personas que dominen ambos idiomas al tiempo, o saben algo de latín o de inglés) hacen que una novela breve se haga eterna. Y todo para no llegar a nada.
En alguna entrevista he oído comentar al autor que pretendía mostrar cómo la sociedad actual ha perdido la profundidad en sus actos, ha perdido la filosofía. Es posible, pero considero que una sobredosis de la misma, en una historia demasiado breve y sencilla, no viene a solucionar el problema.
En definitiva, no la recomiendo a nadie. Ni siquiera a los amantes de la filosofía, pienso que tampoco les aporta nada.

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